martes, 5 de octubre de 2010

caballo troyano

El ingenio muchas veces mata al genio,
como el ego otras tantas al ingenuo.

Una cualidad, un destello,
un destacarse sin esmero;
una ilusión, perdida,
por la sola aparición de la codicia.

Uno tiene su propio caballo troyano dentro.
Depende de las circunstancias,
del tiempo, del espacio,
de uno mismo,
que se despierte a media noche
o se duerma esperando.

No concibo el querer sin el poder,
el lo quiero sin lo tengo...
lastima que me falta algo para cerrar el círculo,
cercar al caballo y que el querer sea poder...
me falta voluntad, y una pizca la confianza.